El Juego del Amor

Con la misma curiosidad con que atisbamos en las vidas ajenas por lo que tienen de la propia, por lo que las relaciona,  queremos asomarnos a las fichas contrarias, adivinarlas, gobernar su caída.

Se trata de una defensa mínima, casi ridícula.  El juego es simultáneamente aceptación y renuncia, al jugar sabemos que el conocimiento de datos sin la suerte es el triunfo o la derrota definitiva. Jugamos para afirmar nuestros pequeños saberes, no los que tienen que ver con la básica aritmética de 28 fichas.
Esos mecanismos que nos anulan la fatalidad o la aventura de una tirada.  La vida es un juego... el dolor se presenta, el hastío, la sorpresa, la lucha, la perseverancia pero las fichas caen estrepitosamente sobre un soporte y se alínean en un serpentino orden y entre cada turno existe la aparición de las dudas, el atrevimiento, el riesgo, el temor o la audacia.  Para complicar el laberinto elegimos un compañero asi el inexorable destino que nos tiene reservada la suerte quizá no nos anticipe a ver la cara negra o cubierta de cada ficha puesta boca abajo... luego vendrán a a jugar la torpeza, la inconstancia, la inconsistencia, la inseguridad, la veleidad de lo posible y ante ello casi como un espejo el contrincante es la ayuda  de nuestra propia debilidad.

Valga el amor para librarnos de culpas, para atribuirle mis errores, para simular una sonrisa, para aferrarme a ilusiones., sea cual sea el breve lapso de cada ronda, a veces por mucho no me sentí tan sola compartiendo las estrategias, compartiendo mi angustia por lo nuevo al mismo tiempo que con gracia y curiosidad... hoy mi discreta felicidad me mira de reojo y me da la espalda como una vez que ofreció el triunfo.

Hay días que coinciden los rumbos de la vida, con los del juego, dias en que la mula ahorcada parece afirmar con sorna que nos levantamos con el pie izquierdo... que el adecuado es cuando la jornada nos guiña el ojo y todo encaja perfecto.  Aún cuando no ocurre asi,.. el curso del juego a veces previene contra la esperanza ingenua lo mismo que contra el propio escepticismo.

Estoy destinada a jugar, a esperar que la sopa esté hecha para escoger a ciegas otra vez mis fichas y entre que el ritual trasciende mas allá de esta mesa hoy me he quedado sola mirando el tapete verde y mi escaso entendimiento de porque los romances se acaban tan abruptamente

El amor es cruel. Me he quedado sin turno y hoy quiero ser solo un espectador involuntario que a razón... me complica existir o pensar en el.