Hola, me llamo Jo y soy Super Cursi.

Me emocionan mucho los detalles que pasan en las bodas, más que la boda misma.  

Una vez cantamos la canción de Can’t Smile Without You, de Barry Manilow,  tomados de las manos todos los invitados,  rodeando a mis dos amigos en su boda, hace varios Abriles.

Otra ocasión, enunciamos un mantra, en pleno rito Budista frente al Gohonzon (altar de buda) de la boda de mis primos, escuchándose poderoso  por todo el recinto, mientras  intercambiaban sus votos.

Y también surgen momentos. Momentos que no precisas cuánta magia despiden , por el simple hecho de compartirlos invocados simplemente por el amor y el mitote :)

en mi otra vida quiero tener a alguien que me ame  y quiero una boda.

de Afición a Vocación.

 

En el verbo "crepitar" ya arde el rumor del fuego. 

No se si les suceda o eso pase, cuando nada más hay crisis de edad. jaja

Hoy soy más alegre y dispuesta a la friega loca como le llamo yo, cuando se presenta ante mi un nuevo proyecto o reto. Cuando tenía 20 años yo decía,  que tener 40 ya era ser muy viejo y que me moriría programado con todo y fecha a los 45. 

Ya he sobrepasado el sobresalto y la intención y hoy me encuentro montada en un nuevo rol ,que en mi vida pensé hacer, pero que si  en mis sueños guajiros y por culpa de ver master chef en la tele me atrajo.

Adoro hoy a un más la libertad de ser, estar y hacer lo que quiera, a la hora que quiera.  La libertad y ser feliz 

Lo malo,  es que ahora, ya  me cuesta socializar, cumplir horarios y dejar de procrastinar.   Estudié  Diseño Gráfico, siempre me decanté por la historia del Arte y la pintura pero permanentemente me aficioné a la cocina y los papeles se han intercambiado, casi sin pronosticarlo.

A la mitad de. mi vida adulta,  no sé si sea valido cambiar de giro, de ruta , o de profesión, pero si i unas hasta cambian de marido ¿ porque yo no]' lol.  estos cambios de aires me traerán pastos mas verdes. 

 Ahora, en lo único que pienso es en cocinar,  que si había dejado de hacerlo por la demanda del trabajo oficinil ahora lo haré por puro placer de compartir a otros, y hasta me van a pagar.

 Que si andamos con panza de farol como fakirs por falta de tiempo y de ganas, en este nuevo terruño, comeré y lo haré sin siquiera proponérmelo porque siempre estará la comida servida.

 Las subidas y las bajadas son rudas, los términos tan raros en el argot, y hasta los procesos y tiempos tan exactos, que  no dejan lugar para equivocarse ni romper un plato.  Todo es materia prima,  si cantas una orden mal,  es la misma que se pierde o se tira.   

Espero que mis piernas también sufran los cambios de aires positivamente, quizá sea lo único que por el momento necesite en estos cambios, unas piernas muy firmes.  Diseñar y planificar algo que funcione bonito para otros en ratitos seguiré haciendo sin prisas, ni pausas  pero en la cocina el tiempo apremia,  ayer entre  recomendaciones me han dicho que la cocina es un campo minado, pero yo no le temo a los cambios drásticos. 

 solo en orden de jerarquías a lo que le temo  es a resbalarme, a quemarme o descomponer algún cacharro por mi poca experiencia;  No me queda más que  encomendarme a San Pascual Bailón. 

Hoy constante que Master chef es un cuento de fantasíia, a lado de la mega chinga en la cocina.

(perdón chingar en México tiene tantas acepciones que hasta un diccionario entero para esa palabra tenemos)

Semáforo en Rojo

Ayer, por fin me decidí y tiré el vestido rojo que usé aquella vez.  Lo había dejado oculto entre toda mi ropa y es que cada que fui al clóset, al toparme con él siempre me rondaba la idea de desecharlo, pero siempre terminaba dándome la vuelta.  ¿Por qué nos aferramos a mantener cosas que no usamos? ¿Por qué nos cuesta dejar ir?

No sé si es porque  los vínculos emocionales con lo material sea por miedo a perdernos de los recuerdos.

 A veces, al aferrarnos a una prenda es como si quisiéramos detener en el tiempo a esa persona o evento que ya pasó y el sólo hecho de pensar que cerramos ese pasado nos genera malestar. Quizá en el fondo todavía no deseamos dejarlo ir

Ayer, también creí verte de lejos , en el café de siempre.  Por ahí paso casi todos los días, porque es uno de los caminos que tomo para ir al trabajo.  Sé que con ese propósito lo hacía antes, para verte algún día. 

La memoria, ahora lo entiendo, imagina lo que ya no existe y crea lo que sigue en pie.  La memoria es el lugar donde la fantasía y la realidad se tocan y de donde surge esa superstición compartida a la que, a falta de mejor palabra, llamamos mundo.

Le agradecí al universo que ya no pueda verte ni de lejos.

 El semáforo en rojo me ayudó para avanzar.

Antes aunque iba callada y alegre al mismo tiempo iba pensativa y nerviosa.  Te veía, muy lejano aún yendo a mi lado.  Yo el copiloto en tu auto,  no fui capaz de decirte eso.

Quizá es que la intuición no me fallaba y me hacía deducir cosas por puro sentido común.  como siempre lo fuiste,  tan de otra cuando no lo supe, porque nunca tuviste el valor de ser honesto conmigo, no me lo dijiste, hasta que tuve que confrontarte y preguntarlo directamente.

Si las personas te hablaran con la verdad, seguro que te dolería siempre; Quizás al momento no sabrías que hacer con eso, pero al menos si uno sabe la verdad, tienes esa opción de decidir que hacer con ello.

La mentira duele, pero duele porque  eres tú mismo quién la descubre. 

Yo veía banderas rojas por todos lados. Tu prisa por irte, los horarios,  los días en específico. todo como en secreto. Lla intuición  siempre me daba un tirón en el hombro.  No quise detenerme y por eso me estrellé.

Chisme Literario (desde el bar)

 

Kurt Vonnegut: Se servía un vaso de Scotch y agua todos los días, exactamente a las 5:30pm. 

Truman Capote: Para él, la inspiración venía con un cigarrillo en una mano, y en la otra una taza de café. Por las tardes cambiaba la taza por un Martini.

Daniel Handler (Lemony Snicket): Él es el más sano, lo suyo es agua natural y zanahorias crudas 

Tal vez el escritor más grande de nuestra humanidad, el autor de- En busca del tiempo perdido-   Marcel Proust, nos dejó saber su preferencia culinaria en la novela a través del famoso pasaje en donde el protagonista recordaba sus memorias, mientras comía la magdalena con té.   Proust  era “adicto” al café. Rumores cuentan que tomaba hasta 16. 

 Honoré de Balzac, uno de los más famosos adictos a la cafeína de todos los tiempos, bebía alrededor de ¡50 tazas diarias!, también se rumora que solía comer los granos de café solos.

Oscar Wilde era aficionado al champagne, servido lo más frío posible.  A pesar de que su doctor le recomendaba dejar de tomar tanto alcohol, Wilde siempre se mantuvo fiel a su ritual diario.

A Ernest Hemingway le encantaban los mojitos cubanos  y quién sabe si no estaba sorbiendo uno, mientas escribía  "El viejo y el mar "

Es lunes pero nunca importa que día sea si se trata de decir ¡Salud!

Chismesito Culinario (Mujeres)

Silvia Plath, la renombrada poetisa y escritora era amante de la cocina y la repostería.  Cocinaba todo tipo de postres y bizcochos, pero su receta más aclamada era el pastel de sopa de tomate. Y eso lo escribe, en alguna de sus cartas el propio Marido. -no había más exquisito que su comida- 

Un día cuentan, que  olvida que no tenía zanahorias y pues como todo buen cocinero que improvisa agarró una lata de tomates y se  hizo un pastel. Sinceramente no imagino a que sabría pero como fue aclamado seguro que no estaba tan malo.

La reina del suspenso Agatha Cristhie era fanática de la  Crema espesa Devonshire, que no era más que nata, antes de tomarse el café de la mañana, ella se tomaba una taza. En ocasiones, ni siquiera se la echaba al café o al pan, sino que se la comía con una cuchara solamente.  Mantenía una taza llena al lado de su máquina de escribir. 

 Tal vez su momento del día era  ponérsela a esos panecitos llamados scones muy al estilo inglés  Aquí a falta de scones ingleses pues una concha :)  no saben lo delicioso que es.

Emily Dickinson, se obsesionaba con hacer pan todos los días y hasta ganaba concursos, porque decían los paladares de aquellos días, que su pan era una cosa exquisita. Solo se remangaba el vestido se colocaba el mandil y a amasar.

Muchos de sus poemas, en forma de boceto han sido encontrados en servilletas. Y no está demás contarles, que cada que alguno de sus amigos, o familia cumplía años, ella no les regalaba poemas les regalaba pan.

¿seré la Emily Dickinson de hoy? ja!