Vuelta de Tuerca

Desde fin de año quise tratar de crear la normalidad,con respecto a un querido amigo.  A veces,  las noticias sobre la salud de alguien nos agarran en curva sobre todo si esa noticia no trae buen pronóstico.

Cuando se empieza a entender cómo funciona el mundo, el mundo ya es otro y funciona de otra manera.  Así que,  a la incomprensión de cómo funciona el mundo nuevo, se debe agregar la de por qué dejó de funcionar el anterior y porqué la vida cambia de momento a otro. 

Pienso que uno empieza a tener cierta conciencia  de quién es, cuando tenemos hermanos y cuando encontramos durante la vida a nuestros amigos.  Somos y existimos, desde cierta pertenencia, afinidad  y claro, las propias diferencias.

Casi por  protección  e ignorancia de mi parte , creo que me configuré de algún modo  desde mucho desconocimiento e inseguridad por cosas que uno se mete en la cabezota hasta que tienes ese amigo que te aterriza y te confronta 

 La vida perfecta quizá dure un tienpo pero quizá cuando uno se siente cómodo es cuando no hay certeza que uno pueda conformarse con tener una salud decente o envidiable.  Esa vida a priori plena y con muchos planes de pronto cambian y las ganas  acumuladas de querer hacer muchas cosas,  cuando la salud te falta te frenan.

Admito que mes muy difícil brindar seguridad a alguien que seguramente tiene miedo, dolor  e incertidumbre y que hasta hace unos meses dalía en TV muy segurony pleno de si y que no le faltaban halagos, dinero y éxito. . No sé que tan difícil será, adaptarse a ciertos cambios que se irán presentando pero,  yo que me caracterizo de ser a veces miedosa y hasta pesimista reuni valor para proponerme como acompañante al hospital e  iniciar su tratamiento y de pronto, somos toda una horda de amigos con turno y horario para estar con él.  

El Universo tiene una manera muy peculiar de ordenar las cosas y de confrontarte para aprender.

Precuela sobre Timmy

Después de un invierno de frío polar y fuertes nevadas, John Greyhound, escritor de novelas detectivescas y de espías, era encontrado desvanecido en un pequeña cabaña del norte de Montana. Nadie sabía cuánto tiempo había permanecido así, pero estaba al borde de la hipotermia. 

Le trasladaron inmediatamente al hospital de Polson, donde permaneció inconsciente durante tres días. Al amanecer del cuarto día, se levantó sobresaltado gritando «¡Timmy, y Timmy, ¿dónde está Timmy?, Tiiimmmy!».

Al instante, se quitó el suero del brazo y, descalzo y en bata, salió del hospital.

 En la puerta, noqueó de un fuerte puñetazo en el mentón a Ricky, un fortachón camillero que estaba fumando un cigarro, y robó una ambulancia.

Condujo durante kilómetros ansioso, con los ojos llorosos y un soplo en el corazón que le agitaba por dentro. -Timmy, Timmy- , sólo podía pensar, hasta que, a escasos metros de su cabaña, la carretera estaba cortada, cubierta de nieve por un alud, y no pudo continuar.  Paró la ambulancia y continuó a pie. 

Corrió y corrió, a pesar de que la fuerte ventisca le tiraba la nieve a la cara y le tiraba cada dos metros al suelo. Pero, nada iba a impedirle continuar.

Al final, consiguió abrir la puerta de un puntapié. «¡¡Timmy, Tiiimmyyy!!», gritó y empezó a registrar todos los rincones de aquella humilde cabaña. Sin embargo, allí no había nada ni nadie, sólo una desolación que empezó a instalarse en el interior de su cuerpo y empezó a sentir un vértigo que le llevó a la desesperación y la nausea.  Volvió a abrir la puerta y se adentró colina abajo entre la nieve, sin sentir ningún frío, sólo una estupefacción que le hacía insensible y apático. Cuando llegó al arroyo que bordeaba la cabaña cayó congelado al suelo. «Timmy», dijo una última vez

El 7 de marzo de 1956 moría a 800 metros de su cabaña el escritor de novelas de espías John Greyhound. 

Cuando horas antes se levantó en el hospital, no se dio cuenta de que ,junto a su cama, había un pequeño silky terrier australiano agazapado en una cómoda cesta bajo el nombre, «Timmy». El perro, que también había sufrido los acopios del frío, no pudo ladrar y contestar a su amo cuando éste se levantó llamándolo a gritos. Años después, cuando iban a derribar aquella cabaña, encontraron un manuscrito enterrado bajo unas maderas en el suelo. 

El libro se llamaba «Timmy» y es un gran ejemplo de hasta qué punto los escritores son capaces de adorar a sus mascotas.

13 días

Cd de México Enero 2024

El dos de enero encontré una perrita York Shire terrier iba como un alma perdida sin rumbo,  fija en el camino con la mirada triste, era muy pequeñita pero vivaracha en cuanto se instaló en casa. Parecía una epifanía. 

10 Días después apatecieron sus dueños anunciandose en un cartel que pude encontrar calles después y ayer  la devolví. Era una pareja de adultos mayores y en cuánto la sostuvieron en sus brazos su cara cambió.

Habría que buscar una palabra para el opuesto del déjà vu; para esa sensación extraña y extraordinaria que atraviesa el cuerpo y que avisa que se está frente a algo maravilloso por vez primera, frente a lo no vivido hasta entonces, frente a una visión inaugural y definitiva.

sentir o hacer algo por primera vez, yo lo comparo con oler las vestiduras dentro de un auto nuevo, saltar en paracaidas, besar a alguien que te gusta  o andar en bicicleta. La primera vez que vivimos algo,  es también la última vez que lo vivimos por primera vez. 

El problema es que ese concepto no pone el acento en la magia del descubrimiento sino en la melancolía de saber que es irrepetible.

Mi padre tenia Parkinson, muchos años cuan do empezó su deterioro real, recuerdo que en episodios lúcidos "descubrió"  el batido de fresas. ¡Qué es esto!,- preguntaba.  -Nunca lo había probado, es maravilloso, - agregaba. Y así hasta el final, lo descubrío cada vez...

llegué a envidiarlo. Justo cuando divisé las caras de esa pareja al abrazar a su perrita.

Seguro en japonés existe eso. Recuerdo que tiene una palabra específica, para nombrar la sensación que produce el primer encuentro con alguien de quien te vas a enamorar y de la que no me acuerdo ahora misno...

El año me ha cambiado frecuencias y el botón. Me he ocupado y distraido fuera de las redes y eso engolosina. Después reaccioné que podria estar sentada en el claroscuro de los moustruos (viendo noticias por tv) esperando que el viejo mundo acabe de morir junto con el que protagoniza el sexenio actual, puaj!  Perdón,  siento que si no lo escribo, no lo expío.

Así que, mejor opté por venirme a leerlos y a  escribir. 

Sin pausa y sin prisa.