![]() |
Una noche en el hospital de muñecas por Kati Horna, 1962. |
Genio y Figura, hasta la sepultura. El epitafio está escrito precisamente debajo del balcón de ese edificio viejo y antiguo, "Se Vende" en clara alusión al momento en que los viejos maniquies y muñecas rotas sean desalojadas.
Nadie es indispensable, ni perfecto ni aún cuando seas objeto provisto dentro de una vitrina delicada y de cristal. Al ver esta imagen recordé un libro que leí hace mucho "Los niños de colores" un retrato cruel sobre el mercado negro de órganos de niños robados y también me recuerda una realidad, los feminicidios, violencia, lastres que llevamos arrastrando y que no se han podido erradicar sobre todo en toda latinoamerica
Quizá porque descabezar a un niño podría ser considerada una actitud extrema o salvaje, no minimizo ese asunto de que aquí hoy en México quitaron presupuesto para tratamientos con cáncer para niños y desaparecieron los sitios que ayudaban a mujeres en situaciones de maltrato. Esto es lo que hoy en día hacen esos políticos ue se llenan la boca de decir que son distintos y terminan siendo peor que los anteriores.
Tras el cristal sucio y rayado veo muñecas descabezadas que yacen ahí abandonadas, como el saldo de un día de trabajo o un final de temporada, las extremidades estan disperdigadas por el suelo, algunos rostros se adivinan que llegaron tarde a la repartición de ojos y a una le falta la boca, tras capas de polvo hay brazos, fémures, clavículas y olvido. Sus cabezas calvas o fracturadas descansan, sin dueño, y a pesar de todo pareciera que luchan por sobresalir apuesto que sucumbirán o serán desechadas entre un marasmo de cuarteaduras de un momento a otro.
hoy parece un domingo triste.