Creo que lo que pasa a veces ,con las relaciones humanas y no importa los años que tengamos con respecto a alguien y que nos relacionemos; eso no garantiza permanencias, lealtades o durabilidad.
Vaya ni los condones. Je.
He sufrido pérdidas irremediables o irreconciliables por malos entendidos y esos resultan muy lastimosos pero también he decidido no entablar cualquier tipo de relación debido a mi falta de confianza. Quizá es que seguro tengo la culpa de resistirme a abrir mis círculos personales.
La confianza que se quebranta es como aquel plato que rompemos, aunque haya sido de manera accidental. Podemos unir y pegar cada pedacito del plato y podemos, incluso, volver a usarlo. Sin embargo, el plato nunca a volverá a verse o sentirse igual.
Aunque tenga utilidad, en el fondo, sabemos que está roto.
Últimamente he estado pensando en alguien con quién tenía contacto virtual y era cotidiano, aquí su ausencia no es por falta de confianza o por malos entendidos; el vínculo era tan natural que seguro con una venda en los ojos pude haberme largado a Madrid, teniendo la seguridad de acudir a la Biblioteca Nacional y preguntar por Basilio que siempre me hablaba de su trabajo ahí.
Durante la pandemia, y creo que no soy la única, sufrimos dolencias, ausencias y pérddas. Y entre muchas situaciones, aprendizajes y experiencias perdímos personas.
Hablar de pandemias a veces me resulta un acontecimiento casi lejano o como de ciencia ficción; pero a veces, pienso en el acontecimiento como algo que me marca de forma constante debido a los estragos. Me ha arrebatado la certidumbre de saber que aún puedo volver a buscar a alguien y asegurarme que está bien.