Dejar de amar a una mujer es tanto como odiarla violentamente
Teófilo Gautier
"chinga tu madre" - es lo que alcanzó a proferirme Mario en la entrada del restaurante mientras esperábamos una mesa después de la caminata que decidimos cortar , cambiar de sitio era lo ideal para seguir hablando acompañados de un café, porque el restaurancito japonés en el que estábamos estaba atiborrado. Mario para mi era un hombre inteligente , era atento y amable, pero no sé porque soporté su grosero proceder que me parecía tan desconcertante. Me quedé parada ahí enfrente de él mirando su gesto, me sostuvo por segundos de los hombros mientras me escupía esas tres palabras a la cara
Por un momento me quise largar de ahí, quería mandarlo al diablo, quería huir. Beber un café en su compañía era ya una pésima idea absurda, no tenía necesidad de aguantarlo. Las piernas no me respondieron y cuando me dí cuenta estabamos en una mesa y el enfrente sonriendo con tono de maldad y yo con un interrogante desconcierto
Comenzó a explicarme porque me había dicho eso y sentí como rodaron lagrimas en mis mejillas, pasados segundos al alzar la vista también vi como sus ojos se tornaban colorados mientras en inventario me contaba lo que vivió y sintió al estar con ella, supongo que me quedé de cierto modo por estúpida aunque su insulto para mi no tenía ningúna justificación.
Escuché sus argumentos y lamentaciones, cada palabra me llenaba de pena y asombro, comprendí porqué me quedé, me hizo sentir culpable, lo veía llorar ante mi, la diferencia es que esta vez era por otra mujer. Yo lo alenté a procurar un acercamiento, yo animé a ambos en plan de cúpido sin saber , que eso había fracasado desde antes. El amor y el odio, la frustración y el desencanto los ví desfilar ante mis ojos el tragándoselos con lo que le quedaba de orgullo, sorbiéndolos largos y amargos con ese café
Nadie nos pertenece mas que en el recuerdo y no sé si es su consuelo, ella fue suya por un momento aunque después se haya arrepentido o mejor dicho haya reaccionado de modo natural al saber que él era un tipo casado, no la culpo el nunca se lo dijo, y yo me enteré hasta ese día también. Seducimos valiéndonos de mentiras que nos creemos nosotros mismos, pretendemos llenar nuestros vacios con fantasías y casualidades ramplonas que nos deslumbran, porque al final sin pensar en esa condición el amor es una tontería hecha por dos no importa el estado civil, los sueños postulados de cada quién o la latitud en que se viva.
El deseo de aventura pretendiendo amor a fuerza es como apearse de una balsa llena de hoyos
No tenía necesidad de escuchar todos los detalles y sin embargo me los hizo saber, lo compadecí un poco, la mentada de madre retumbaba en mis entrañas, el siempre me decía que un día no tendría ganas de saber de él, y es ahora cuando tiempo después lo comprendo. Hay cosas o situaciones extrañas que unen a las personas, yo quisera no haberles conocido nunca, en cadena y entre todas esas cosas también se levantan hitos o abismos, la vida y el azar nos mantiene jugando o creando vínculos, y es a veces cuando aunque uno se empeñe las cosas terminan rómpiéndose irremediablemente. Al poco tiempo con ella el lazo dió de si por otra serie de cosas que mejor me callé y por otras tonterías.
En Navidad me llegó un mensaje, hace tiempo borré su número acatando el presagio de no querer saber nunca mas de él, creo que de alguna manera el buscaba desquitarse , yo era la mejor víctima, lo malo es que yo me quedé con tanto rencor guardado que ni reclamé y al deletrearlo solo sentí mucho coraje por atreverse a mandarmelo como si nada.
Ella a veces me dió la impresión que anduvo igual como si nada, supo de la anécdota y me pidió disculpas pero en realidad no tenía la culpa, a distancia y siendo objetiva creo que ya no importa, la cuestión es de que modo hieren las cosas pero como tantas otras en ciertos medios como se acostumbra, las cosas se resuelven de modo simple o práctico desactivándolas, la verdad es que yo nunca he sido tán práctica ni tan cínica hay cosas que no puedo olvidar pero es una pérdida de tiempo tratándose de ciertas personas. Después de mucho tiempo en el recuerdo, me convenzo que a veces es mejor pasar de ellas al no evitar haberles conocido.
A lo sumo ellos dos pensarán lo mismo de su celestina.
cosas y personas cambian, unas se vuelven invisibles o fantasmas pero se manifiestan de manera cínica, decepcionan cuando solo dejan ver lo que son sin necesidad de ser experta en semiótica.
Perderla a ella me dolió tanto como a él seguramente le dolió. La diferencia es que yo siempre fui sincera pero quizá tampoco importó. En asuntos de amor procuro ya no abogar siendo Celestina de nadie ,cada quién que se rasque, al final cada quién se busca solo lo que se merece en esta vida incluyendo cuando se escribe.
Lo hecho hecho está.
Teófilo Gautier
"chinga tu madre" - es lo que alcanzó a proferirme Mario en la entrada del restaurante mientras esperábamos una mesa después de la caminata que decidimos cortar , cambiar de sitio era lo ideal para seguir hablando acompañados de un café, porque el restaurancito japonés en el que estábamos estaba atiborrado. Mario para mi era un hombre inteligente , era atento y amable, pero no sé porque soporté su grosero proceder que me parecía tan desconcertante. Me quedé parada ahí enfrente de él mirando su gesto, me sostuvo por segundos de los hombros mientras me escupía esas tres palabras a la cara
Por un momento me quise largar de ahí, quería mandarlo al diablo, quería huir. Beber un café en su compañía era ya una pésima idea absurda, no tenía necesidad de aguantarlo. Las piernas no me respondieron y cuando me dí cuenta estabamos en una mesa y el enfrente sonriendo con tono de maldad y yo con un interrogante desconcierto
Comenzó a explicarme porque me había dicho eso y sentí como rodaron lagrimas en mis mejillas, pasados segundos al alzar la vista también vi como sus ojos se tornaban colorados mientras en inventario me contaba lo que vivió y sintió al estar con ella, supongo que me quedé de cierto modo por estúpida aunque su insulto para mi no tenía ningúna justificación.
Escuché sus argumentos y lamentaciones, cada palabra me llenaba de pena y asombro, comprendí porqué me quedé, me hizo sentir culpable, lo veía llorar ante mi, la diferencia es que esta vez era por otra mujer. Yo lo alenté a procurar un acercamiento, yo animé a ambos en plan de cúpido sin saber , que eso había fracasado desde antes. El amor y el odio, la frustración y el desencanto los ví desfilar ante mis ojos el tragándoselos con lo que le quedaba de orgullo, sorbiéndolos largos y amargos con ese café
Nadie nos pertenece mas que en el recuerdo y no sé si es su consuelo, ella fue suya por un momento aunque después se haya arrepentido o mejor dicho haya reaccionado de modo natural al saber que él era un tipo casado, no la culpo el nunca se lo dijo, y yo me enteré hasta ese día también. Seducimos valiéndonos de mentiras que nos creemos nosotros mismos, pretendemos llenar nuestros vacios con fantasías y casualidades ramplonas que nos deslumbran, porque al final sin pensar en esa condición el amor es una tontería hecha por dos no importa el estado civil, los sueños postulados de cada quién o la latitud en que se viva.
El deseo de aventura pretendiendo amor a fuerza es como apearse de una balsa llena de hoyos
No tenía necesidad de escuchar todos los detalles y sin embargo me los hizo saber, lo compadecí un poco, la mentada de madre retumbaba en mis entrañas, el siempre me decía que un día no tendría ganas de saber de él, y es ahora cuando tiempo después lo comprendo. Hay cosas o situaciones extrañas que unen a las personas, yo quisera no haberles conocido nunca, en cadena y entre todas esas cosas también se levantan hitos o abismos, la vida y el azar nos mantiene jugando o creando vínculos, y es a veces cuando aunque uno se empeñe las cosas terminan rómpiéndose irremediablemente. Al poco tiempo con ella el lazo dió de si por otra serie de cosas que mejor me callé y por otras tonterías.
En Navidad me llegó un mensaje, hace tiempo borré su número acatando el presagio de no querer saber nunca mas de él, creo que de alguna manera el buscaba desquitarse , yo era la mejor víctima, lo malo es que yo me quedé con tanto rencor guardado que ni reclamé y al deletrearlo solo sentí mucho coraje por atreverse a mandarmelo como si nada.
Ella a veces me dió la impresión que anduvo igual como si nada, supo de la anécdota y me pidió disculpas pero en realidad no tenía la culpa, a distancia y siendo objetiva creo que ya no importa, la cuestión es de que modo hieren las cosas pero como tantas otras en ciertos medios como se acostumbra, las cosas se resuelven de modo simple o práctico desactivándolas, la verdad es que yo nunca he sido tán práctica ni tan cínica hay cosas que no puedo olvidar pero es una pérdida de tiempo tratándose de ciertas personas. Después de mucho tiempo en el recuerdo, me convenzo que a veces es mejor pasar de ellas al no evitar haberles conocido.
A lo sumo ellos dos pensarán lo mismo de su celestina.
cosas y personas cambian, unas se vuelven invisibles o fantasmas pero se manifiestan de manera cínica, decepcionan cuando solo dejan ver lo que son sin necesidad de ser experta en semiótica.
Perderla a ella me dolió tanto como a él seguramente le dolió. La diferencia es que yo siempre fui sincera pero quizá tampoco importó. En asuntos de amor procuro ya no abogar siendo Celestina de nadie ,cada quién que se rasque, al final cada quién se busca solo lo que se merece en esta vida incluyendo cuando se escribe.
Lo hecho hecho está.