Egos Desmadrados

Alguna vez en mi vida, fuí una anarquista que renunció a ciertas convenciones y se volvió egoista alejando a la gente que me quería bien, ese afán por protegerme absurdamente.

No quise saber de los afectos, de la compañía no quise saber de las cosas de la vida más que de mi, por mi misma por puro egoismo. Cargando a cuestas letras malditas que solo me rasgaron más por dentro y entre girones las personas que lograban entrar terminaban saliéndose por las rasgaduras o porque yo misma me las sacudí.

Hoy amanecí asi, supongo que es mi estado lújubre de ayer que se quedó instalado, con él que quiza cargo todo el tiempo pero que disimulo para no contaminar a los otros.

Eso dicen, uno se condena por lo que escribe más que por lo que dice. Ayer ví sonreir a mi madre y pude hablar con ella mas que de costumbre, aún no puedo decir ciertas cosas que cuestan pero también hablámos de Papá. Entre ruidos y sonrisas siempre en esos momentos me doy cuenta cuando más me hacen falta las personas, cuánto hay que aprovechar esas presencias.

Hay ciertos silencios que no se digerirlos, al menos no cuando no me los regalan a propósito, porque cuando las personas están ausentes, no es fácil o al menos no aprendí con el tiempo esquivar los recuerdos que hacen mas ruido.

Ahora bien, extraño horriblemente a alguien que está vivo pero a bastantes kilómetros de aqui, curiosamente es quién me ha enseñado a ser paciente, eso de la paciencia es un rubro del que no me he ataviado bien desde que tengo uso de razón y estando hasta allá no me hace fácil digerir ciertos momentos o cosas que quiero contar y que no quiero pasar sola porque quisiera compartirselos.

No sé, si es perseverancia o eso tenga que ver con el amor supongo que todo termina llegando en el momento justo, por lo pronto yo debo esperar hasta después de Septiembre y no sé si la impaciencia me gane y termine mandando todo al diablo. Por hoy no haré planes porque solo tengo hilos frágiles y ningún alfiler para sostenerlos, ya no quiero quejarme ni comenzar un jueves que pinta maniático ya de por sí.

Ciertos eventos que parecerían no afectar afectos con ciertas personas causan otro efecto cuando lo das por hecho sin averiguar y hay que comenzarse a resignar, no ser objeto de afecto por momentos. Yo que me prometí no ser esclava de esas cosas ni del esclaberry, en estos tiempos modernos, no cabe duda que la espera, puede generar soledad y no suena escandaloso cuando esas cosas nunca pasan de moda.

En un pis pas todo parece desolador y miserable sobre todo si te deja plantada en un vulgar mensajero instantáneo y la esperanza se queda colgando con una mueca que no sé a bien que adjetivo ponerle. ¿ Más insegura?, imposible.