Sabiduría Lírica

Hay un estribillo en una canción que dice "todo me gusta de ti, la luna de tu sonrisa.../ me gusta todo de ti, pero tú no, pero tú no" y después de mucho tiempo entendí lo que quizá un día me quisieron decir, pero nunca pudieron.

 a él que le gustaba eso de la alquímia y las runas leyendo siempre mis fantasías, el fué quién me pegó la manía de la numerología, nos gustaba usar metáforas y construir frasesitas divertidas, usamos para más de una ocasión la imaginación alimentándo el cariño y los vínculos que en algún momento fueron inacabados. Pero si hubiera sabido que estaba perdída al dar mis líneas de mano en mano, y que me perdiría en las sombras por un buen rato, seguramente y sin embargo, lo hubiera hecho del mismo modo en que ahora lo relato.

Reconozco que durante un buen tiempo, estuve ganada para nunca gracias a él, hoy puedo decir que me siento en paz porque mi vida se ha ido acomodándo y mejora aún cuando me negaba a respetar esos ciclos del Universo del que a veces le escuchaba hablar , dónde debes aprender a reconocer tu lugar para actuar apropiadamente.

Hay reglas simples para rescatarnos y yo tuve ese afán de tirarme al drama creyendo que debía ahogarme en él sin ningún remedio resignada. Aunque me costo mas tiempo, El y yo, se que nos hemos rescatado, por separado porque así era como tenía que ser, desaparecerse el uno del otro seguramente con razón y a propósito, con la intención de ya no hacernos daño, al menos no con intención.

El construyendo con alguien más alguna complicidad inmediata, porque nunca supo estar solo, como buen Acuario *(y disculpen los acuarianos que me leen), yo pretendiendo que estuviera conmigo, por ser tan terca, perseverante y obstinada como buena cabra, pero ojalá hubiera sabido ser una verdadera cabrona con él.

De la complicidad para enfrentar al mundo, ya no hubo ocasión para acomodarla entendí tarde y lo entendí mucho tiempo después con los labios secos o asedos. No hay que despreciar las convicciones ni atropellar los sueños de otros, no se debe ser cruel o mezquinos, no pensar en nosotros mismos cuando en el juego esta otro contrincante, ser poco sinceros con uno mismo es enfrentar la realidad de modo hueco.

Y sin embargo me hubiera gustado poder enviar una carta cada día. Contar, decir, querer mantener mi perseverancia como malamente la llamó alguna vez, pero si hubiera tenido que confesarme algo, hubiera visto que todo estaba en sus ojos, me habría dado cuenta que esa peligrosa bondad de su destello, era un crimen mantenerla en una misma mueca, la esperanza que se colgaba de repente dándome alguna señal equivocada.

Si él hubiera adivinado que estaba con el amor hasta el cuello, y los huesos, no se sí me hubiera tratado distinto, se habría dado cuenta que eso no era perseverancia o fue un modo elegante para no llamarme de otro modo. Todo redondó en postergarlo y sublimarlo. Al final, dió lo mismo y dió de si porque algo así no podía sostenerse con débiles hilos.

Y sin embargo pude mostrar mi pequeña inquietud del tamaño del cielo y del universo, tan pequeña, apenas perceptible que es como si la tierra nos hubiera podido caber en la palma de la mano.

El deletreo de esos besos altaneros, tiernos, y húmedos que después de un tiempo solo a él obedecieron han dejado su marca demasiado bien, pero pienso que si no le hubiera conocido, no hubiera sabido todo eso, no hubiera podido construir ciertas historias de suspiros remendados, de alas rotas, canciones y sueños. No podría darme cuenta de lo que quiero y de la capacidad que tengo de amar a alguien, de ser fiel hasta el tuétano de mis huesos, a distancia o en contra, con tiempos tiranos que hoy abundan o distancias que bien podrían minar la fé de cualquiera o la propia convicción.