Sin Pedales a Dos Patas

Quiero hablarles de mi bicicleta, un día la compré para poderla rodar en Reforma, la verdad es que cerca de casa antes de mudarme de cristalería yo ya poseía un sitio acorde, era un parque cercano y a una hora bastante tempranera yo echaba a rodar y pensaba que me vengaba de mi Padre que nunca me la quiso comprar, mejoraba en un santiamén un poco la hernia, componía mis vértebras o le hacía un beneficio a mi circulación, no dudé que otorgaría aire a los pulmones, firmeza a las piernas y hasta un buen corazón bombeante y sano me regalaría.

Era blanca, con una canasta en el maniubro color negra, el maniubro era negro igual. Aún me acuerdo cuando atravesaba la avenida ancha para ir a la tintorería, bastaba cualquier pretexto, no estaba demás meterle pata y llegar a toda velocidad con la brisa en la cara, con una coletita atada (suspiro). A veces me topaba con el mismo autobús de la ruta a eso de las 10, o aquel amarillo escolar, el guapo de mi vecino haciéndome algún ademán que hasta el sillín le cambió para que no me lastimara.

¡Carajo que tino! <----- Me acuerdo cuando el accidente ese donde quedé muy mal, en el charco... ¿Se acuerdan? Ahí el dolor fue cómico, nunca supe de que era el agua y el aglomeramiento y tumulto ridículo creyendo que iba a morir, pensando que se me había acabado el veinte, pensando en la cruz verde. Mira que caerme en medio de dos bancos y un Sears. En fin, Otra vez ya me distrajeron los recuerdos. Me lleva. Hubo unos días que me sentí como Silvio como cuando buscaba su Unicornio Azul, solo que a mi me falta la lira y la mirada lánguida. Si, soy dramática. Ni llorar es bueno, y tampoco rezar me sale, solo de acordarme del fanatismo que impera de mis vecinos con eso tengo. Ayer pusieron cara de compungidos cuando les conté que mi bici ya no estaba, yo quería que me dieran el pésame o que se apiadaran, que tal que me la regalaban ajá! Todavía quité macetas llenas de flores que habían sembrado a la entrada una dentista de abajo, y asi casi sin permiso las quité para que la bici pudiera caber perfectamente sin estorbar a nadie. le avisé , y me acuerdo de su mirada atónita, sonriendo mentándome la madre y no es que sea yo una irrespetuosa pero su jardín particular ya estaba pensando extenderlo a toda la comarca, con los aironazos de mayo un día quedaron aplastadas y muy jodidas por un toldo plástico que parecía el tupé de la fachada, les cayó encima y quedaron apachurradas, (como yo me siento ahora) y todo porque las cambió de lugar, por culpa mía... bueno de mi bicicleta. La venganza es dulce, o el karma revira. Ayer sin más me preguntó sin cara de susto , - ¿y tu bicicleta?

Mi bici tiene días que desapareció de la cochera de mi casa, siempre le ponía su seguro, siempre estuvo ahi fiel y dispuesta para ser tomada por mi, la verdad con lo despiste que soy y lo poco fijada no llevo la cuenta desde cuando pero de que ya no está , ya no está.

Ha de haber pensado - pobre ingenua con todo lo que debe en las tarjetas ni le alcanza para una de Elektra -