Kurt Vonnegut: Se servía un vaso de Scotch y agua todos los días, exactamente a las 5:30pm.
Truman Capote: Para él, la inspiración venía con un cigarrillo en una mano, y en la otra una taza de café. Por las tardes cambiaba la taza por un Martini.
Daniel Handler (Lemony Snicket): Él es el más sano, lo suyo es agua natural y zanahorias crudas
Tal vez el escritor más grande de nuestra humanidad, el autor de- En busca del tiempo perdido- Marcel Proust, nos dejó saber su preferencia culinaria en la novela a través del famoso pasaje en donde el protagonista recordaba sus memorias, mientras comía la magdalena con té. Proust era “adicto” al café. Rumores cuentan que tomaba hasta 16.
Honoré de Balzac, uno de los más famosos adictos a la cafeína de todos los tiempos, bebía alrededor de ¡50 tazas diarias!, también se rumora que solía comer los granos de café solos.
Oscar Wilde era aficionado al champagne, servido lo más frío posible. A pesar de que su doctor le recomendaba dejar de tomar tanto alcohol, Wilde siempre se mantuvo fiel a su ritual diario.
A Ernest Hemingway le encantaban los mojitos cubanos y quién sabe si no estaba sorbiendo uno, mientas escribía "El viejo y el mar "
Es lunes pero nunca importa que día sea si se trata de decir ¡Salud!
7 solo lo soñaron:
Salud!!!
Uy sí, mi querida Jo! Y has sido muy prudente en tus cotilleos porque por ejemplo a Capote, no es que le gustara el Martini, es que se tomaba uno antes y después del almuerzo y por la noches ya no paraba, lo mismo que O. Wilde que además de al champán le daba a la absenta, la bebida favorita de la época, en realidad eran tan buenos escritores como enormes alcohólicos a la altura de otros grandes como Dylan Thomas, este además presumía de ello, poco antes de morir reconocía haber bebido en numerosas ocasione hasta 18 18 whiskys de un trago y no digamos Bukowski, aunque este se rehabilitó en sus últimos años. En general el alcohol y el tabaco siempre estuvo asociado a los grandes escritores…por cierto creí que Proust era bebedor de te, no de café…pero a lo mejor lo confundo por la magdalena que mojaba en té y le devolvía a su infancia ; )
Muchos besos Jo! De mi en tus cotilleos futuros puedes contar que cada noche sin falta, me tomo un cuenco de helado haga calor o tirite de frío, si no, no puedo dormir... y sí, por supesto...Salud!
; )
Son esas pequeñas costumbres o manías incluso, que nos dejan un momento de pequeña felicidad personal.... :)
Xin ! xin !...salut !!
Cierto, los escritores solemos ser muy aficionados a la cafeína ... y lo del alcohol... ni te cuento. Por cierto, no hablaste mucho del tabaco.
Marlk Twain decía que en vista de que su médico le había dicho que no fumara, decidió hacerlo pero de forma limitada
1 Fumaría solo un tabaco a la vez
2 No encendería otro tabaco hasta no haber terminado el primero
3 Dejaría de fumar cada vez que estuviese comiendo
4 Se abstendría de fumar cada vez que se encontrara durmiendo
Veo ahí muchas excusas para mantener los vicios... y me parece bien :)
Me quedo con los escritores cafeteros. En realidad no es que me quede con ellos. Tanto los bebedores como los cafeteros que citas eran buenos a su manera. Lo que quiero decir es que me identifico más con los del café. Si bien es cierto que Honore de Balzac debería perder más tiempo bebiendo que escribiendo.
Por lo que sé el oficio de escritor ha dado más alcohólicos que otra cosa. Hay uno del que olvidé referencia pero recuerdo cuando lo presentaron hace años dedicado en exclusiva a eso, a los bebedores de las letras. Son una mayoría aplastante. Al menos entre los hombres del siglo pasado.
Otra cosa más siniestra que no se cuenta tanto es que ha dado también muchos y muchas suicidas. Tener el cerebro en modo activo todo el tiempo parece que tiene sus inconvenientes.
Bien por los chimesitos, una vez más. Saludos
Dicen que la absenta ha inspirado a muchos escritores.
Que "abría" el cerebro.
Besos.
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