Sin Rastro

Me sentía en una especie de confesionario privado pero nada de sollozo, nadie debía escucharme.

No quise salír durante un rato. No sé cuánto duré ahi.  Es terrible eso de no poder fingir sin que te delaten los ojitos llenos de agua, colorados como para poder decir que te haz drogado o que te los picaste por puro deporte los dos al mismo tiempo. (Seguro sería ridiculo no sé si mas vergonzoso)tuve que ir a encerrarme al baño, Porque ¿saben? los baños no solo sirven para cuestiones fisiológicas del intestino, tambien para desechar lo que te oprime el corazón sin temor a que alguien te descubra detrás de las puertas frías y lisas del vater de la oficina.

Frente a mi Coordinador me sentí pequeña como un caracol, pero no podía huir ni esconderme, mientras me daba los argumentos que la empresa requería en base a números debía darme las gracias no era por el desempeño sino por falta de fondos. Aún con la enclenque esperanza de que vería a alguien "de arriba" asentí y tragando saliva le di las gracias por despedirme.
Pasaron unas horas, para cuando salí del baño decidí restaurar mi facha me lavé la cara, me recogí el cabello y me puse las gafas para disimular.  Entre el ordenador y la pared del cubículo dadas las circunstancias me sirvieron de muralla,  compañeros y amigos se animaron a atravesarla pero creo que fueron los destellos del móvil los que más me sostuvieron.

No soporté.  salí de ahí con una caja, y casi arrastrando mi carpeta de trabajos, no era gran cosa pero me parecieron tan pesadas incluidas mis piernas.  Me detuve un poco a dónde quería ir pero tenía que cruzar todo un pasillo largo hasta la puerta lo mas posible para mi era evitar cruzarme con alguien conocido.
El único que quedaba era el guardia, siempre amable me hizo un ademán y yo solo pude soltar un- Hasta luego -sin poder siquiera voltear a verlo.
Afuera el aire húmedo del exterior era habitable, me alivié un poco cuando supe que se me confundirían los ojos llorosos con la lluvia. El móvil continúo con sus atisbos en mi bolsillo pero no tenía ya energías de revisarlo.   A pesar del bochorno con los coches y sus humos condimentados con impurezas, su destellos se confundieron con el sonido de voces deshinibidas de la ciudad.   La franja del cielo sulfureo se notaba mucho mas bonito... tan sólo caminé unos pasos y tardó muy poco en pasar un taxi.  Lo abordé, metí las cosas, subí al coche y cerré la puerta necesitaba huir de ahí lo mas pronto posible. Me quité los tacones mientras daba un repaso geográfico para pedírle al chofer me llevara a casa.  Decisión de ultimo momento, tal cual lo habían hecho conmigo.

Un poco sorprendido aclaró que eso ya era limite del Estado - me solté a llorar como si se me hubiera muerto alguien y tomó el volante mirándo curioso por el retrovisor sin chistar.  De pronto, me sentí como un Asesino fugitivo que habia matado a alguien y que necesitaba desaparecer del lugar del crimen.  Las líneas oblícuas y geometricas de los edificios reflejadas en el asfalto se fueron perdiendo poco a poco y De pronto otro tirón en el bolsillo. me quité las gafas y sólo pensé que iría a cenar esa noche mi mamá y que me daría vergüenza contarle, fingír y hacer cenas siempre me ha salido.  Al llegar solo estiré un billete sin esperar el cambio. Después me senté en medio de la oscuridad y el silencio de mi casa me acompañó juntoa mi perro...revisando la pantalla del teléfono alcanzando a leer tres cosas:


..."Voy por ti, vente conmigo" " ¿vámonos a NY?  "Cierra los ojos y estarás en Casa"