Orbicularis Oris

Mi mano hoy anda como lenta y floja mientras las palabras vuelan como aviones de papel por la habitación. Con un plumín en una mano y un lápiz empecé a leer y revisar las trecientas y tantas hojas y por momentos pensé escarbar sobre garabatos sin sentido... luego leí en una sola que el cuerpo humano tiene aproximadamente 650 músculos. En un beso se utilizan tan sólo 34.

Eso es lo que indica el libro de fisiología que reviso. El músculo orbicularis oris es el más importante para besar y pienso en el poster de "El beso" de Robert Doisneau , en las esculturas de Rodin y hasta en mas de tres pinturas y fragmentos de canciones que retratan la perfecta utilización de 34 músculos Inmortalizando el Orbicularis oris.
Deberíamos tener esa clase de imagenes en nuestras casas, en la oficina o llevarlas en la cartera. -Con el tiempo las parejas besan menos - decía mi Abuelo y sin embargo, siempre lo vi temblar y acercarse a mi Abuela manteniendo ese gesto a pesar de tantos años... Hoy la gente que apenas conoces te orilla instintivamente que la beses en la mejilla y es a veces una convención social que no entiendo.

La capacidad de la memoria es tan relativa, que tus cien mil millones de neuronas o cien billones de interconexiones pueden disentir o conciliar con las de otra, sobre un momento preciso o una experiencia compartida. Siempre tiene que ver con un vínculo, confianza y empatía.  La certeza es que pensando en ciertas personas yo he sido amiga o lo he sido de tan pocas y diversas maneras que no llegué a concretar una única. De tantas maneras he sonreido y guardo silencio ultimamente abrazada a momentos cruciales, que hoy me siento tan poco diestra ensartando cuentas embotada de tanto vino y tratando de atinar como si fuera un collarcito de perlas.

Es extraño, la vida nos hace encontrarnos o nos une a ciertas personas en momentos y a veces en otros decisivos con justa naturalidad nos separa. Y después de perdernos de vista, el collar roto con cuentas estallando contra el piso perdidas, nos hace estar condenados con distinta madurez, o distinto cariño, a buscar y ensartar recuerdos para recuperar la entereza, sabiendonos seguros o quizá queridos con esos vínculos de complicidad siempre queriendola bordar de alguna forma.
Hay cosas que perduran en la memoria como el olor a romero, la nieve que rodea un volcán, las letras de una canción y esos besos que alguna vez alguien te manda y con ello logró dejar en tu boca la cicatriz de una sonrisa.


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