Érase una vez una idea macarrón, una idea delgada, una idea filiforme, contra anoréxicas. La idea parecía siempre como un amasijo de hierros herrumbrosos retorcidos, que no saldrían a la luz ni avanzarian pero por dentro estaba viva.
Esta idea que unos creen escuálida decía que el conocimiento era uno y que estaba enmarañado. Que todo tenía que estar al servicio de la gente para que la gente viviera bien y tuviera mucho tiempo para leer cocinar y hacer el amor. Pero la idea, tenía muchos y poderosos enemigos incluso ya establecidos en los guiones de cuentos de antaño.
Una de ellas era el mal sazón, el tiempo y el fastfood.
A unas mujeres no les gustaba la idea, no les gustaba el desorden, el barullo, el caos de los utensilios y el sopor de el vapor que sueltan los pocillos sobre la hornilla.
En cuanto algo se salía de la normalidad otras señoras con uñas adornadas y postizas daban respingos y saltitos pues se ponía tan delicadas con cara de "cuantascalorias"
Como la idea no gozaban del beneplácito de ciertas personas, tampoco gozaba del beneplácito por ejemplo del rey del orden, de la corte de camisas limpias, ni del establishment, ni de la nomenklatura, ni del obispado que solo consumia carne roja, ni de la santa inquisición de libros de recetas, ni de los banqueros vigilantes de presupuesto.
Por fortuna al paso del tiempo había ideas macarrón aquí, allá, un poco más allá, al fondo a la derecha, arriba, abajo, por todos sitios y hasta la salsa bechamel a bae de maizena hizo su aparición.
Un día se pusieron de acuerdo todas las ideas macarrón y dieron un salto cualitativo enorme y convirtieron el mundo en un amasijo interestelar macarrónico, donde las personas normales que no eran hadas, ni reyes, ni intelectuales orgánicos, ni obispos, ni banqueros, ni inquisidores vivían felices y comían perdices. También comían macarrones,por supuesto y los cocinaban suculento en una receta para dos.
10 solo lo soñaron:
* 180 gr. de macarrones.
* 100 gr. de espinacas frescas.
* Una caja de Crème de Camembert de 150 gr.
* 1 diente de ajo.
* Una pizca de orégano.
* Aceite de oliva virgen extra.
* 50 gr. de queso parmesano rallado.
* Pimienta.
* Sal.
a fuego lento en un cazo, con un chorrito de aceite de oliva virgen extra, añadimos la crema de Camembert, un ajo pelado entero, salpimentando y aromatizando con un poco de orégano y nuez moscada Una vez mezclados los sabores los macarrones al dente con espinacas estan listos para vertirles la salsa blanca con el ultimo toque de parmesano
Con un casillero del diablo o un nebiolo para no ser exigente..mmm que rico
Que me has antojado de lo rico que se miran.
Slds
Y yo que creí que hablabas de mi postre favorito, y pensé en una maravillosa receta de macarrons salados con camambert :/
Mira que soy malo para la cocina, pero lo voy a intentar.
Un saludo.
válgame! tan temprano y ya me abriste el apetito, y es que decididamente este plato se ve para chuparse los dedos. Sin duda lo intentaré!
Pase por Mexico y me acorde de ti lady Jo.
Tu platillo se ve exquisito, la idea del macarron se lee con sustancia.
Saludos.
da hambre comentar por aquí, uno aprende una receta nueva y de paso un pocquito de historia culinaria.
Apunto la receta.
Saludos Jo
Es uno de los preámbulos a una receta más interesantes que he leído hace tiempo
:)
besos
La sazón, dicen, no se aprende ni con el mejor Chef del mundo.
Me hiciste recordar a una chica de la Universidad a quien decían Spaguetti, dada su extrema delgadez, y la pobre se pasaba comiendo macarrones con queso dizque para engorar.
Publicar un comentario