enero 18, 2024

Precuela sobre Timmy

enero 18, 2024


Después de un invierno de frío polar y fuertes nevadas, John Greyhound, escritor de novelas detectivescas y de espías, era encontrado desvanecido en un pequeña cabaña del norte de Montana. Nadie sabía cuánto tiempo había permanecido así, pero estaba al borde de la hipotermia. 

Le trasladaron inmediatamente al hospital de Polson, donde permaneció inconsciente durante tres días. Al amanecer del cuarto día, se levantó sobresaltado gritando «¡Timmy, y Timmy, ¿dónde está Timmy?, Tiiimmmy!».

Al instante, se quitó el suero del brazo y, descalzo y en bata, salió del hospital.

 En la puerta, noqueó de un fuerte puñetazo en el mentón a Ricky, un fortachón camillero que estaba fumando un cigarro, y robó una ambulancia.

Condujo durante kilómetros ansioso, con los ojos llorosos y un soplo en el corazón que le agitaba por dentro. -Timmy, Timmy- , sólo podía pensar, hasta que, a escasos metros de su cabaña, la carretera estaba cortada, cubierta de nieve por un alud, y no pudo continuar.  Paró la ambulancia y continuó a pie. 

Corrió y corrió, a pesar de que la fuerte ventisca le tiraba la nieve a la cara y le tiraba cada dos metros al suelo. Pero, nada iba a impedirle continuar.

Al final, consiguió abrir la puerta de un puntapié. «¡¡Timmy, Tiiimmyyy!!», gritó y empezó a registrar todos los rincones de aquella humilde cabaña. Sin embargo, allí no había nada ni nadie, sólo una desolación que empezó a instalarse en el interior de su cuerpo y empezó a sentir un vértigo que le llevó a la desesperación y la nausea.  Volvió a abrir la puerta y se adentró colina abajo entre la nieve, sin sentir ningún frío, sólo una estupefacción que le hacía insensible y apático. Cuando llegó al arroyo que bordeaba la cabaña cayó congelado al suelo. «Timmy», dijo una última vez

El 7 de marzo de 1956 moría a 800 metros de su cabaña el escritor de novelas de espías John Greyhound. 

Cuando horas antes se levantó en el hospital, no se dio cuenta de que ,junto a su cama, había un pequeño silky terrier australiano agazapado en una cómoda cesta bajo el nombre, «Timmy». El perro, que también había sufrido los acopios del frío, no pudo ladrar y contestar a su amo cuando éste se levantó llamándolo a gritos. Años después, cuando iban a derribar aquella cabaña, encontraron un manuscrito enterrado bajo unas maderas en el suelo. 

El libro se llamaba «Timmy» y es un gran ejemplo de hasta qué punto los escritores son capaces de adorar a sus mascotas.






12 solo lo soñaron:

Jo dijo...

Esa imagen quenilustra este post es a propósito de la perrita que me encontré recien llegado Enero. Se llama Camila según me dijo su dueño y yo le habia puesto canica
"
:)

Besos a todos

artur dijo...

Toda una entrañable història de amor !.
Casi aciertas con Camila !.... sólo dos letras de diferencia ;)
Un abrazo i feliz semana, jo !!

Alfred dijo...

Menuda historia, cariño inmenso por la mascota y la mala suerte cebándose.

Besos

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Que lástima que el perrito no haya podido hacerse escuchar.
Una historia emotiva.
Besos.

Alí Reyes dijo...

Esto no solo pasa con los escritores, en realidad pasa con todos los que tienen perros...bueno... la mayoría. Es que ellos se ganan el amor de todos. Por cierto, soy escritor de cuentos y el primer cuento que escribí y eventualmente, publiqué, tiene como protagonista a un perro.

Noelia Cano dijo...

Una historia entrañable y triste. Yo creo que cualquiera que tenga corazón, sea de la profesión que sea, siente ese amor profundo por el animal o los animales con los que comparte su vida.
Besos.

TORO SALVAJE dijo...

Una tragedia digna de los dioses griegos.
Qué pena.

Besos.

Beauséant dijo...

Estoy con Toro, los dioses juegan con nosotros sus estúpidos juegos.. Claro que se puede sentir todo eso por una mascota, sólo tienes que compartir unos años con una para darte cuenta, ¿verdad? Dejan de ser mascotas, son compañeros.

JUAN dijo...

¡Chica, me encantó! ¡¡Qué melancolía de las que percute!!👏👏👏👏👏👏
👌👌 . . . y . . . por supuesto : ¡ ¡ ¡ ¡ 😥 ! ! ! !

María dijo...

Lo has contado preciosamente perfecto ¡ JO! ¡enhorabuena!. La historia es conmovedora, pero sobre todo ha sido tu forma de narrar, la que consigue transmitir de verdad la emoción. Las relaciones entre las personas y animales a veces son tan o más estrechas que entre personas. Piden poco, dan mucho. Son leales y agradecidos. Seguramente por eso cada vez más personas tienen perros, en vez de hijos. Es entendible, el mundo se ha convertido en un lugar muy hostil, tener calor y cariño incondicional a cambio de responsabilizarte sólo de proporcionarles cariño, techo y alimento es más que satisfactorio y si además como comentas, este escritor vivía sólo en una cabaña con Timmy ¡ natural que se generara ese estrechísimo lazo entre ellos! Luego, lo que ya es excepcional es la entrega de John Greyhound en la búsqueda de su perro eso sí que parece el argumento de una novela, podrías ponerte manos a la obra y acometerla tú.. desde luego este pequeño fragmento es delicioso .. se nota que te sientes identificada con su cariño por Timmy.

Un beso enooorme y sí, ¡ qué lástima que el pobre perro no pudiera escucharlo! cuando le llamó en el hospital.. estaba escrito en las estrellas que tenía que suceder para que tú nos regalaras este texto que me ha recordado salvando las distancias y más por el tono y forma de contarlo, a la expedición en la que murió Scott en el Polo Sur : ) . Muaaks!

Espera a la primavera, B... dijo...

Es tan bonito...

Dorotea Hyde dijo...

Qué historia tan triste. Al menos Camila pudo volver a su casa.
Un beso.

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