A veces no quiero recordar mis huesos rotos que no recordaba, las heridas mal cosidas que sólo cerraron a medias, mis noches de insomnio que nunca recupero pensando en el sindrome del corazón roto.
Casi siempre recuerdo algunos de esos besos que me dieron, inesperados e impulsivos, todos esos de los que salieron huyendo por miedo y sin explicarme nada.
Siempre me acuerdo de cómo tomó mi cintura y lentamente acercó el rostro al mío.
Lo vi tan cerca que cerré los ojos instintivamente y esperé a que sus labios rozaran los míos.
Sentí su respiro cálido y los labios húmedos abriéndose para aferrarse a los míos. Estaban fríos, tan fríos que mis labios también se enfriaron.
De pronto, algo se introdujo poco a poco dentro de mi boca. Algo mojado y extraño que en lugar de provocarme asco, hizo que mi corazón brincara y mi piel se excitara hasta erizarla.
Y recuerdo todos los besos que más me gustan en el Arte. Hablando del amor y del desasosiego, casi todos los libros que me lo recuerdan, se han convertido en un inmenso vertedero del que ya no recuerdo en este momento al mirar las pinturas desde Giotto a Fragonard, de Ron Hicks, Matisse y de Munch a Lautrec de cómo salir.
6 solo lo soñaron:
Los besos como muestra de mil emociones.
Los hay de muchos tipos y todos son entrañables.
Besos.
Por lo visto...Creo que necesitas un beso...MUAAAAAAAAAAA!
No todo está en los libros. Ni tan siquiera el amor, ese otro, el de aquella esquina de allá, o no sé, el que te sonríe cuando tú no lo miras.
Todo lo que está expuesto no es comparable al sentir un beso de verdad.
En un beso la vida...
Ahhhh! Los besossss💋
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