¿Quién dijo frío?

En esta primavera que ya desfallece, existe una máxima en que dicta que uses un vestido térmico que te cubra porque aunque digan que hay calores, lo disfuncional es que llueva a cántaros y se rompan las nubes por horas; de los vendavales ni hablemos, el frío matutino es engañoso y te ataca en retaguardia a la menor provocación.

Existe esa máxima en que si es un simposio lleves un vestido que no te cubra tanto pero, que no se que tan malo debe ser que le dé calor a los demás.Existen máximas que una se inventa, no las dictas porque son mentiras igual de grandes que una catedral.   En los simposios se adormecen las penas y tienes que olvidarte de pendientes o problemas es ahí donde a algunos casados se les despierta el institnto amoroso, pues de tanta variedad,  en estos tiempos de turbulencia y peligrosidad se vale el romanticismo.

Atascada de copitas de vino y canapés la vida parece bonita aunque el simposio sea aburrido y de materias que entiendes ni media palabra.  Ahogar las penas en grados celcius o alcoholímetros, parece hoy la solución a todos los poemas no resueltos.

Para escribir con sinceridad es necesario pensar que podemos perder nada o que hemos perdido todo, me lo repito cada que quiero dejar mi blog,   Escribir sin género ni número ni orden ni tiempo.
Despojarse y poder hablar de presentes que se intercalan entre pasados y futuros inmediatos.

No importa que clase de vestido lleves puesto, al final aquí escribiendo, terminas desnuda.