¿e-book mata a Gutemberg?

Hoy en día el e-book amenaza con matar a Gutemberg. El libro en su onomástico parece estar casi al borde de su extinción.  En mi caso los libros los prefiero de papel y son los que siempre llevo, siempre elijo alguno de bolsillo con las tapas blandas y no demasiado extenso,  por supuesto, que trate un tema ligero que no me exija demasiada concentración.  Muchos de ellos baratos y si por alguna razón se pierden, se rompen o los roban, la pérdida no es cara ni irremplazable.

Me siento cómoda y segura con un libro de papel cuando estoy rodeada de desconocidos y aunque pueda parecer hasta medio de trauma infantil es como seguir haciendo homenaje a aquellos metidos en sus talleres y rodeados de cuero,  esos que vistieron los libros de las grandes bibliotecas europeas a mediados del siglo XIX pues el proceso tradicional de encuadernación es sin duda un arte que poco a poco se ha ido olvidando.   Para nadie es secreto que los e-books o libtros electrónicos están poco a poco ampliando el mercado por razones prácticas relacionadas con la comodidad y la disponibilidad  

No es lo mismo ir a la universidad con nuestra mochila llena de librakos que cargar un kindle y tenerlos todos en un mismo sitio sin mayores líos. Quizá lo mismo aplique a la hora de comprarlos.  Sin embargo independientemente de las muchas razones y ventajas por las cuales los e-books pueden ser más óptimos y dejando de lado que el panorama actual de los libros tradicionales tiene sus contras, aún hay mas por lo cuál no hay que dar vuelta a la página.

¿Como diablos un libro electrónico puede costar igual y en algunos casos hasta más que los hermosos con tapa, portada, lomo y guardas de papel?  Para mi un libro digital es una carcasa intercambiable, una escultura de humo, un objeto mágico al que le han robado el alma. 

No se puede oler ni acariciar y resulta frío e impersonal. 

Aunque, tal vez, lo que no soy capaz de perdonarle, es su evanescencia