La Otra Versión

El se acerca y sus labios se fruncen simulando un beso, enseguida se retiran hasta que ella ha de inmovilizarle la cabeza. Días antes lo pensaba -se rendiría ante él-  Justo como imaginaba que su cuerpo lo tendría encima mirando gentilmente sus ojos como los de una madonna de Fillippo Lippi.

El toca sus senos, los oprime como dos montículos, uno en cada mano y sobre ellos el deseo y sus caricias limpias, tendidas como esas sábanas.

Huele en el ambiente a vino agrio y miel. Ella parece no querer dejarle se aproxime mas. Las manos de él tiemblan, le tocan el cabello que desprenden inadvertidamente las horquillas y la rizada cabellera cae, se desencairela y se posan en sus hombros y espalda.   Cuando Ella levanta la mirada el está de frente a mirando la curvatura rosada de sus labios como inspeccionando con preciso cuidado y recorriendo con la yema de sus dedos

Ella distingue la inclinación de su frente, la corva de su nariz, le rozan sus dedos apartando ligeras hebras de cabello y le ofrece una copa de vino. Retrocede sobre manos y pies gatea a través del lecho; Las Plantas de sus pies arrugan la colcha, hacen de ella un montón informe.

Cuando él le habla, el vino se le escurre por el mentón, desciende por su garganta y no hace mas que mirar su cuello y reorrer su vientre mientras la besa . Parece que el vino fluye incesante a traves de ella también, unas gotas caen en las sábanas y la mancha no es precisamente una pequeña mota de suciedad marrón rojizo.

Ambos alinean sus dedos y al alba mientras ella duerme acurrucada, pensarán en los días por venir donde las numerosas candelas de fulgor cálido y suave orquestarán su sonrisa y sus brazos como el portal que siempre estarán abiertos igual que sus sueños, su mundo y sus muslos.