En las Buenas y en las Malas

Conocí a un hombre mayor hace un par de semanas, las ocasiones que coincidimos siempre fue en la sala de juntas. Casi siempre por lo que noté media bien su tiempo y era quisquilloso con no romper su rutina. Me recordaba un poco al conejo de Alicia en el pais de las maravillas.

Casi siempre tenía bastante prisa,  me recordaba un poco a mi Abuelo .. su andar era pausado pero muy elegante, arreglado debajo del saco siempre lucía un chaleco y sus modales de caballero con todo y bastón acomodandose un sombrero borsalino que combinaba perfecto con su traje.   Nunca le vi ninguna cosa fuera de su sitio, a pesar de su edad me parece que en sus mejores años debió haber sido un hombre bien parecido. 
 

Un día se puso a platicar conmigo tomando un receso, supongo que le di confianza.  Me atreví a preguntarle qué era eso tan urgente que tenía que hacer siempre antes de que dieran las 12  de la tarde.  Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado. 
Pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana. -No, me dijo. 
Ella ya no sabe quien soy yo , ella ya no me reconoce -

.Entonces le pregunté . -¿Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas a esa hora?. 

Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo: - Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella y siempre he querido ser puntual en nuestras citas, desde que eramos novios.

Tuve que tragarme el nudo que se me hizo en la garganta y contener que no se me aguaran los ojos.
cuando terminamos de concretar los pendientes lo ví alejarse sonriente listo para acudir a ver a su esposa como todos los días.