Mísivas para la Posteridad

En estos días me hallé con un blog fascinante sobre cartas históricas. Las Cartas son un género frecuentado por escritores románticos desde el siglo XVIII como vehículo de verosimilitud novelesca.

Es fascinante leer fragmentos de la torpe escritura de Mozart, la cursilería con que trataba a su mujer, a pesar de sus deudas, como Paco Rabal sueña con Lorca y con Machado cuando le escribe una carta arrebatadoramente bella, andaluza, y tan llena de fidelidad a una mujer.
Nadie imaginaría, sería el mujeriego que conocimos; John Keats se muere de amor por su amada imposible, en un anhelo quedo que rompe su vida mientras dice su nombre: Fanny ; Mario Vargas Llosa habla de los escritores, de su oficio, de su libertad; Buñuel le escribe a su librero sin dejar de pensar en Helene Hanff y en las cartas que escribiría a 84 Charing cross road, o en la obra de teatro que dirigió Isabel Coixet; Leo las promesas de inmortalidad que Liszt le hizo a Marie D’Agoult, madre de Cosima, hija ilegítima de ambos que buscaría en Wagner el padre que nunca tuvo, y que crearía la leyenda del antisemita que nunca fué; y sigo leyendo, y me fascina la reverencia con que Baudelaire rescata versos para alguna misiva por enviar.

Leo la tragedia de Pavese, la ausencia de estima en su vida, la necesidad de afecto de Charlotte Brönte que se aferra a su profesor con mesura contenida, como quién siente húmedo su sexo y tiene que aguantarse tocarse entre las piernas. La carta de Oscar Wilde y su atormentado amor por Bosie, Leo a Diderot, temblando, el comediante enamorado acaso de quien no pudo poseer, o tal vez de quien admiró y pensó no estar a la altura.

Leo y leo, y podría hablar de todas las cartas, y hacer una entrada tan larga como una novela de Jane Austen, o Henry James porque hasta se convierten en clásicos.

Juliette drouet le escribia a Victor Hugo, cartas interminables, varias veces al día, entre Camille claudel y Rodin el tema de su amor(la pareja) revolucionó gran parte de su obra, Lauren Bacall y Humphrey Bogart tuvieron un amor que salió de las pantallas de cine, al igual que James Dean y Geraldine Page, Lou andreas fue una conquistadora de genios que enloquecieron por ella de puro amor (Nietzsche, Rilke y sigmund Freud) Inspirándolos, embrujándolos y cautivándolos bajo ese poder abrasador, misterioso de seducción que terminó consumiendolos, ardiendo sin que ella se quemara. Chagall y Bella Rosenfeld harían de su amor motivo de su obra, Anais nin y Henry miller par de locos que como Mireille Barc con Alain Delon, Marlon Brando y Tarita teriipaia o Jhon y Yoko encontraron lo que habían esperado toda su vida.

Gala y Dalí, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Marlene Dietrich y Ernest Hemmingway, Jason y Medea tendrían esa clase de amor, libre de apariencias dejando de lado cuestiones secundarias, amores fundados,como el de Florentino Ariza y Fermina Daza a pesar de el tiempo y los años puesto que los años lo hicieron trascendente, amores fuertes, apasionantes y fracasados en los que la reciproca fascinación los colocó para hacernos saber que cosas nos produce, apenas unas líneas desde la fantasía a la locura y nos ayuda a mitigar el dolor de muelas...
Carta del subcomandante Marcos a Sabina


Descubro que en algún momento recogí ciertos pedazos de mi a causa de esos amores frugales, inconclusos y no sincronizados, esos que se extinguen por alguna razón, pero que dejaron por escrito algun sentimiento que se languideció y con los cuáles no funcionan como en los contratos o los correos electrónicos.

Hay cosas que no pueden borrarse con un click odio algunas convenciones modernas. si, yo sigo siendo al estilo victoriano. aunque hay cosas que si es preciso darles suprimir¡