Recuerdo Inequilibrado

Entre usos y horarios, a veces la vida va caminando sola. Todo es lo mismo rutina, cotidianidad, entre mundanales o muchedumbres, estaciones con vientos agitados y nubes que tapan el sol. Quizá el clima de estas épocas, aun cuando son de mis estaciones favoritas, me contagia por momentos la pesadumbre que hasta hace un año me había perseguido tanto.

De pronto, solo basta un pequeño detalle para dinamitar mi ánimo y no sirve de mucho huir.

Entre el trayecto y repaso de todas esas cosas que tengo que hacer, la rutina de mi casa, las cuentas por pagar, los servicios, juntas vecinales y de consejo en el trabajo, citas medicas, compras de emergencia, clases Universitarias, lecturas obligadas de instructivos, libros de Historia del Arte por buscar, Tratados de Comunicación que comprar, contratos e informes, no pensé que en el subterráneo, el recuerdo haría su aparición receloso de no ser el protagonista en mis últimos días.

Muy parecido a papa, vi a un hombre con un rostro similar a una máscara, con poca variación en la emoción de su rostro, hablaba muy despacio trastabillando, con pasos lentos y torpes "raro y pausado" para los demás era tan complicado entenderle que muchos evadían la mirada o lo convertían en un hombre invisible.

Supe reconocer al instante su problema como si yo fuera una experta,
recordé como es el mal de parkinson ese temblor en las manos, la rigidez muscular, esa dificultad con el movimiento e inestabilidad para caminar, la misma que mi Papá padecía. Hoy en pleno otoño el recuerdo de esa parálisis agitante me vino a la memoria en un instante y me escupió en la cara, en medio de la rutina, el sentimiento de su falta me persiguió por dias, y pensé que en algún momento me tiraría sin piedad.

Evadi el tema y casi no pude concretar mis ideas, la vida caminando sola a veces uno la deja libre y el olvido cruel a veces no me deja darme cuenta que lo traigo detrás. (tan lejos , tan cerca). Me doy cuenta la falta que me hace, me pesó el sentimiento de que la esperanza hace mofas cuando siento que ciertas personas me faltan y no puedo abrazarlas y el tiempo tampoco lo puedo regresar.

Observé a ese hombre en plena estación del subterráneo justo en esa, en la que el azul es su tono fuerte melancólico, pidiendo ayuda y me acerqué.

Era inconfundible, esos movimientos desesperados, poco eficaz para hilar frases o armar una sola palabra, poco clara, tropezándose incluso mas las palabras que los pasos con tanta ansiedad, con esa rígida calma, arrastrando los pies. La mirada vaga y sin brillo sin control de los movimientos a voluntad,como perdido, nervioso y torpe, en su desesperación por darse a entender resultaba brusca su solicitud de ayuda.

En otoño no todo es de tonos vivaces y luminosos, aun en otoño el vendaval se confabula junto con mi tedio y el recuerdo aprovecha esos momentos donde me vuelvo vulnerable e impotente y me quedo llorando en medio de la muchedumbre. Creo que me importo poco que me vieran llorar, esta vez ya no importa. A veces en medio de las gentes, entre prisas, entre situaciones graciosas o vanas, a veces me encuentro con gente como esa, sobre todo gente mayor que no tendrían porque estar batallando por ayuda, por comida o por atención.

Ese fue el detonante

Me sorprendió ver solo a ese señor y en ese estado .. sin ayuda valiéndose por si mismo; Un día mi padre se escapó de casa en medio de su depresión y su demencia, después del trance que pasamos buscándolo con angustia por todos los lugares inimaginables, días después en medio de sonrisas torpes, me enseñó monedas que la gente le había dado porque creian que el habia pedido limosna (nunca entendieron lo que el les decia)

Todo ese recuerdo me golpeó, esa persona ya no fue ajena para mi aunque fuera desconocida, lo dejé en el andén al recibir un "gracias"con su voz desafinada.

Seguí caminando junto con mi vida y la rutina pero con la diferencia que me fui llorando como una magdalena...me quede congelada, perdí el equilibrio en medio de la apariencia y mi sonrisa se convirtió en una mueca desacelerando las lágrimas justo como sus movimientos a la par.

El recuerdo me tiñó de una gama a pesar de los matices, luces y sombras que hay, porque uno va arrastrando la nostalgia a pasos muy cortos. Ilusamente crees que la vida camina sin nada que mine tu aparente tranquilidad. Creí que había dejado atrás lo gris de los recuerdos, pero estos te arrastran, aparecen de súbito cuando menos lo esperas. (tan lejos, tan cerca) te traicionan.

Aun cuando sea otoño y su cálida señal, yo sigo llorando...