Uno siempre extraña, y cuando no extraña le da por extrañar. Después de derramar la lagrima número setecientos mil cuatrocientos catorce, llegué a la conclusión de que no se puede dejar de extrañar.
A veces, la nostalgia y todo eso del recuerdo es un bálsamo. Sentir sin tocar, creer sin ver, añorar sin tener, soñar sin dormir. A veces, eso es triste y a veces todo un placer.
Muchas veces escribir empieza por extrañar y luego se convierte en algo automático
quizá parece vicio o esa manía de hacernos daños. Los recuerdos también se olvidan decías... y sin embargo puedo apostar que aún así abramos de nuevo la herida, yo sé que me recuerdas también
10 solo lo soñaron:
Por supuesto, los recuerdos son de ida y vuelta, pero a veces no lo sabemos.
Puedo entender la nostqlgia.
Besos
nos construimos sobre los recuerdos, así es, y es inevitable inventarse un poco esos recuerdos, maquillarlos hasta convertirlos en nostlagia que guardamos en botecitos para olerla a bocanadas en esos días de lluvia, en esas noches que no son como deberían ser...
Vivimos entre recuerdos, olvidos y nostalgias.
De vez en cuando nos escapamos pero al final siempre volvemos ahí.
Besos.
La nostalgia es un ancla que no nos deja avanzar.
SAludos.
Mientras no se convierta en obsesión....siempre habrá algo que nos haga recordar.
=)))
Creo que los recuerdos son necesarios.
Besos.
O por lo menos los buenos recuerdos.
:)
Somos lo que logramos recordar y el olvido es lo que fuimos y ya no somos. Y entre esos dos extremos, escribimos la historia. Ah... ¡que deseo de ser Funes el memorioso a la hora de escribir...!
No se olvida todo, que no te engañen.
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