Hace miles de años, en la Antigua Grecia, dos famosos oradores se enfrentaron en una competición de hablar en público ante una gran multitud.
Cuando el primer orador terminó su discurso, la audiencia se levantó y aplaudió entusiasmada:
“¡Qué gran discurso!”, gritaban a coro.
Le llegó el turno al segundo orador.
Cuando terminó el suyo, la audiencia se puso en pie y gritando:
“¡Marchemos sobre Esparta!”.
Parece que las grandes presentaciones no se limitan a cambiar tan sólo las ideas: cambian las acciones
4 solo lo soñaron:
Hola Jo. Como dice el primer acuerdo tolteca. Honra tus palabras porque son muy poderosas.Saludos.
Para marchar sobre Esparta había que estar medio loco o ser un descerebrado.
Besos.
Si se usa bien, la oratoria tiene más poder que las armas.
No es de sorprender Jo, eso sucede muy a menudo por ejemplo yo un día me tope con una gran oradora que cuando termino su discurso lo que hice fue tomarla de la mano y besarle durante algunos meses, después quizás huí por que supe que su discurso iba totalmente acorde a sus acciones...
Un abrazo Jo.
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