Este hombre de traje está plantado al borde de un abismo, contempla un sublime panorama de cumbres montañosas, perdidas entre bruma. La tierra y el aire pareciera que se mecieran con acoplado acompañamiento, el despeñadero se esparce en el valle y yo aqui justo Lloro.
He pasado suficiente tiempo mirando una Postal, justo como si estuviera enfrente de el cuadro en la salita del museo, seguramente si pudiera ver la cara de este hombre descubriría que se aburre, que es sólo un simple modelo con su mejor gala ejerciendo su oficio... que ingenuidad la mía, que desperdicio de tiempo, por supuesto que es imposible verle la cara.
Afuera el paisaje no es salvación, sino una calamidad, un fastidio un cuento que nos contamos nosotros mismos a las 4 de la madrugada. No importa lo que digan otros. Atroz y repugnante ver esto de Freidrich. Hoy dudo si tengo vocación suficiente de viajera aunque es posible que uno pueda ver al mundo desde casi cualquier lugar, una ciudad medianamente provista de lo que das cuenta que le falta a la tuya, las aceras no menos limpias y la gente mucho más acorde a no fijarse en nadie más por la prisa. No hay tanta diferencia aqui y allá abundan los cafés de la Sirenita.
Justo enfrente hay un hombre con Levita, si pudiera imaginar un poco haría falta colocarlo en el 1800 de la época romántica y frente a un ventanal, los rascacielos harían de montañas y riscos dispares. Sólo faltaría un poco de bruma menos mal que smog si hay.
Existen paisajes que pueden ser la historia de nuestras vidas, la historia que nos mantiene en vela con la tristeza infinita de contarla y volverla a contar entre lágrimas, con intensidad o con placer pero exprimiéndola debidamente hasta dejarla seca justo cuando ya amanece.
Después de amanecer, ya no debería haber motivo para el temor, abrir las cortinas que cierra uno en ese intento último e infructuoso de dormir y ahora en medio de la ventana tras el cristal el panorama dibuja un contenedor de basura, automóviles, carritos de compra jalados por mendigos que sonrien a cambio de una moneda.
El cielo anuncia lluvia no hace falta consultar el estado del tiempo en el noticiero, seguramente las nubes que sostienen esos rascacielos se juntarán para ensancharse en una sola y aqui mirando recargada en el ventanal elaboro mi propia postal para colocarme frente a mi propio despeñadero.
15 solo lo soñaron:
Elaborar nuestra propia postal, que cambiará todos y cada uno de nuestros días... interesante propuesta...
Beso!
No es que el modelo no tenga cara, sino que está adherido al paisaje, para no estorbar a la composición imaginaria. Quizás esté pensando que el abismo sólo es un grupo incomprendido de "piedras felices".
Es lunes, me acordé de Bob Ross.
Mi querida Jo:
Yo más bien veo a tu hombre en levita con aire de conquista...
Jolie.
No entiendo tanta tristeza en ti. Me gustaría decir algo que pareciera útil, pero luego recuerdo mis propias tristezas y lo bien que uno se ajusta a magnificarlas en días nublados o lluviosos. Entonces solo te digo que el dolor también debe vivirse plenamente, de eso están echos nuestros mejores triunfos. Bueno, al menos en mi vida así pasa.
Un beso.
Hola:
El dolor debemos desprenderlo de nosotr@s; sin embargo, sabemos bien que esta adherido a nosotr@s, y quiza muchas veces hasta lo disfrutamos...
Besos Brujos*
Definitivamente podemos cambiar y ajutar esa postal a las necesidades en las que nos encontremos, soy partidario de pintar una postal parecida al final del post, sumandole una rica melancolía...
Saludos
la vida y la muerte sólo están separadas por un abismo. se contempla y se decide en qué lado seguir.
Jolie
reo que al ser la vida una travesía, en nuero trayecto vamos enmarcando paisajes: unos serán en blanco y negro y otros en brillantes colores. En ocasiones el paisaje enmarcado lucirá pleno de vitalidad; pero en otras, será una estampa de melancolía… como la del hombre que ilustra este post. Y quizá el paisaje no cambie, pero para nosotros siempre será uno diferente... una parte cambiante de nuestra vida... aunque a veces se quede estacionada en el tiempo.
Yo más bien hoy no quiero abrir la cortina.
Quiero dormir, es el mejor escape.
Pero esa, sólo es mí opinión, por hoy.
Expresar tristeza es sintoma de que se sale del hueco, me gusta leer estas cosas para entender que despues de la tormenta vuelve a salir el sol y podemos pasear tranquilos al aire libre.
Un saludo.
Todos los días, todos los momentos son una postal..a veces de la misma situación con diferentes caras, en nuevos paisajes, otras sencillamente la vamos variando, lo que si es que hemos de procurar que cada uan de ellas sea mas bella que la versión anterior.
Cambiarla o saltar de abismo en abismo para que otros cuenten historias...curiosamente, nunca pude imaginar que el hombre de espaldas se aburre, quizá porque está de espaldas...podría no estar pero entonces el paisaje sería inhumano.
Tu melancaolía me alcanza.
La postal de nuestras vidas tiene muchas vistas, buenas y malas, tantas como los rayos de sol que se meten por las ventanas de los ojos.
Me gusta el estilo de esa mirada perdida pensando en aquella mujer que lo engañó, pensando si vale o no la pena de seguir viviendo sin ese amor, estamos siempre al filo de conocer la verdad, saludos
Creo que esa postal quedaria mejor con un arcoiris de colores.
Denoto tristeza, oscuridad, conquista. Quizas hay que dar color para ver la vida de otra manera.
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